Una persona serena es tranquila, apacible y, además, pide
las cosas con amabilidad y dulzura.
¿La serenidad ilumina la mente?
Sí. Lo hace a través de los ojos, otorgándote una visión
especial. Un superpoder, con el que puedes ver más claro lo que sucede y lo que
ha sucedido. Por eso, por ejemplo, se te pasa el enfado al ver que algo no
tenía realmente importancia.
Curiosamente, la serenidad se puede ejercitar como si fuese
un músculo. Y entrenarla ayuda a aumentar nuestra felicidad.
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