Ana es una niña de 12 años, de pelo castallo, risueña
y muy coqueta que esta emocionadísima porque se acerca el fin de curso de su
colegio y con él su graduación en su ciclo de primaria, que marca el inicio de
su salto a Secundaria.
Rufi, su “seño” como ella se suele decir, les está
enseñando como será el acto de su graduación y, como solo ellos saben hacer,
preparan todo lo necesario con la ayuda de sus educadoras y madres lo necesario
para que salga perfecto.
Todos los adultos quedan de acuerdo en que sea un acto
intimo, solo para los niños, educadores y sus familiares más cercanos, que lo
convierte en algo muy emotivo para su “seño” Rufi, que se despedirá de ellos
después de haber pasado 2 años enseñándoles a dividir de 3 o 4 cifras, escribir
bien y a ejercer su autonomía para que aprendan a hacer las cosas solitos y que
se den cuenta de que pueden lograr lo que quieran si se lo proponen.
Entre ensayos, reuniones y trabajos manuales por parte
de los padres para confeccionar las orlas y los birretes de los niños, se pasan
los días volando y llega el día tan esperado de la graduación de Ana y sus
compañeros.
Poco a poco, a la hora fijada, van llegando los padres
y abuelos con los protagonistas al comedor del centro donde se celebrará el
acto.
Todos los niños y niñas que se despiden de su etapa en
primaria, quedan de acuerdo junto con sus padres, en ir arreglados ya que es un
día tan especial.
Uno a uno van pasando los alumnos por delante de sus
educadoras, al mismo tiempo que ellas les van colocando sus birretes y
entregándoles sus orlas junto con un sonoro beso y un emocionado abrazo. Pues,
en ese tiempo que han estado con ellos, han pasado de ser sus educadores a ser
parte de sus familias, sus amigos y cómplices de juegos cuando ha tocado
divertirse.
Llega el turno de Ana y entre nerviosa y emocionada,
tras el abrazo a Ana no quiere soltarse. Le encanta la idea de pasar a formar
parte del pabellón de los grandes, pero sabe que no será lo mismo que cuando
estaba estos años con Rufi. Ahora llegarán muchísimos deberes y las
responsabilidades y no la tendrá cerca para que le pueda ayudar como hasta
ahora lo hacía.
Cuando consiguen sus compañeros y demás
educadores convencerle de que se suelte de su cuello, todos se dan cuenta que
tanto la pequeña Ana como su “seño Rufi” están derramando lágrimas en las que
se mezclan la emoción y la tristeza de saber que llegó el final.
Tras la graduación de todos los alumnos,
llega el momento de los regalos de despedida tanto a las educadoras como a los
niños, que se llevan un DVD con su paso por el ciclo de primaria y de
celebrarlo con alegría, de divertirse y dejar atrás las lágrimas. Pues aunque
ya no les tendrán como maestras, si que les seguirán viendo en la hora del
recreo.
Educadoras, padres y los alumnos
graduados disfrutan del almuerzo que con tanto cuidado han preparado y Ana
junto a sus amigos, consiguen convencer a sus padres de que les hagan una foto
con todos sus amigos, compañeros y maestras.
Después de toda la emoción vivida durante
la tarde, a Ana solo le falta una cosa. Desearos a todos que paséis un…FELIZ
VERANO